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El COMPROMISO DE LAS UNIVERSIDADES Si bien hablamos de una circunstancia de aprendizaje, hasta qué punto las instituciones tienen que ver directamente con el desarrollo de ser persona, hombre, mujer, joven, mayor, con el ser humano que se pregunta, descubre, busca y genera cambios, que tiene sentido común, se da cuenta, entiende, se identifica, o con el que tiene problemas de identidad, de convicción. El reto es el BIENESTAR, reconocer la nece- sidad de equilibrio entre los sujetos, la institu- ción y la familia. En la sociedad nos agotamos compitiendo con el otro, desestimamos al otro porque nos desestimamos a nosotros mismos y no creemos en nuestro crecimiento ni en el del otro. Se habla mucho del cambio organizacio- nal, de la transformación de los procesos, de estabilidad y certeza en cuanto el futuro, de planes y programas de estudio, de empleo de las tecnologías, etc., y muy escasamente del individuo. Las instituciones han sido dominadas por la idea del desempeño, y han olvidado el poten- cial de la gente. No siempre una persona con alto desempeño tiene un alto potencial. De aquí que la evaluación del desempeño no debe solo limitarse al ámbito de la planeación de activida- des normales, sino a la coherencia de valores y principios, al cumplimiento de factores de desa- rrollo humano, comunicación, trabajo en equipo, con el fin de reconocer los aspectos cualitativos y no solamente los cuantitativos. No hay duda de que la crisis económica actual tiene sus raíces en la desleal competencia por el poder y la ganancia, por lo que es necesario revalorar los aspectos éticos y culturales de la educación, para dar a cada uno los medios de comprender al otro en su particularidad y com- prender el mundo en su curso caótico hacia una cierta unidad. Las instituciones agreden sus propios prin- cipios, la honestidad se ha convertido en un absurdo al momento de negociar, no hay coherencia entre la filosofía de las institucio- nes y las acciones de sus dirigentes, no hay correspondencia entre lo que se dice, se hace y se piensa. En este proceso es fundamental unir medios y fines, el compromiso ético de las ins- tituciones para apoyar constructivamente y en forma privilegiada los esfuerzos de los sujetos para ayudarse a sí mismos, desarrollando sus capacidades y protegiendo sus derechos. En este contexto, es necesario definir las nece- sidades humanas como fines que permiten desarrollar las capacidades necesarias para que el ser humano se encuentre en posición de ejercer la libertad de decidir y hacer posible la vida que le interesa llevar. CONCLUSIÓN La institucionalización de la Universidad Inter- nacional es un proceso constructivo, tiene un valor instrumental y un valor pedagógico, pues al permitir la participación y escuchar las de- mandas de la gente, permite a los actores in- volucrados aprender unos de otros y ayuda en la formación de valores que les dan identidad, “raíces”, para identificar prioridades, clarificar necesidades y alternativas. Proporcionar el apoyo para que los actores puedan mejorar el aprovechamiento de los recursos, es el camino. Existe una gama de opiniones, pero si las quita- mos se complica ver y entender al otro, elimina- mos la posibilidad de crear e innovar y se puede generar la tergiversación en el acto humano de la interacción. Tenemos limitantes, una barrera mental, que parcializa totalmente la visión de lo “tuyo” y no complementa lo “mío” en lo “tuyo.”

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