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es a partir de la conciencia de la muerte que lo humano en su devenir al lenguaje crea el “territorio” que para siempre lo separara de lo animal, el “erotismo”. Allí mismo lo que se oculta se revela: en la muy discutida “escena del pozo” donde el hombre con cabeza de pájaro yace posiblemente muerto o herido frente a un bison- te agonizado y hecho furia. La figura del hombre está delineada con trazo negro a la manera más abstracta. En cambio, el bisonte está representado a tal manera natura- lista, con tono del fondo de color marrón y líneas oscuras. Sus entrañas, de manera muy explícita, están saliendo de su cuerpo, su cola agitada y su pelo erizado de coraje. La cabeza volteada a tres cuartos. La muerte ace- cha. El hombre pájaro tiene el sexo erguido y a su lado se encuentra la punja con cabeza de pájaro, también con la cual se piensa que dio muerte al animal. En el momento en que el hombre indicó lo pro- hibido y, de esta manera marcó el territorio del erotismo al acercarse a la muerte. Cambió su comportamiento frente a ella.Ya no se acercaba a los muertos con indiferencia, como la hacían los hombres obreros ( Homo Faber ). La diferencia re- side en que los hombres Ludens o Sapiens tenían el conocimiento de nuestra finitud. Este conocimiento de la muerte fue primordial para el hombre. Fue una experiencia nueva y también experien- cia del sentimiento naciente. El terror de este fin trágico le dio una nueva conciencia. Se trata de una especie de momento crítico que sucedió para el hombre de Lascaux . Sus pinturas maravillosas son el testimonio de su genio. Lacasadel ser Heidegger aclara que las posibilidades mismas del ser ahí se denominan existenciarios. Los tres existenciarios básicos están relacionados: el encontrarse (el estado de ánimo), el comprender, Lo que no se ha dicho en lo hablado no se ha desvelado. En esa trama que queda velada por los prejuicios quedan sepultadas todas las comprensiones originarias. Tenemos una com- prensión pre-ontológica por el útil (lo ficticio) y vamos aprendiendo por contexto, el conoci- miento previo de ese plexo de relaciones. Heidegger intenta develar esta aprehensión, ese plexo de relaciones que produce sentido. Por ejemplo, un mucho encontrado otro mundo. El comprender es interpretativo, pues es el que le da sentido y hace inteligible el campo de los seres intramundanos. La fuente del sentido del ser es el ser ahí, que puede iluminar a los entes dentro de su ser en el mundo y enun- ciarlos a través de la proposición, al igual que la comunicación y el lenguaje, donde el habla es su fundamento ontológico existencial. La interpretación de la existencia se refiere a sus posibilidades. La interpretación como una manera de comprender el mundo y el Dasein es siempre sus posibilidades. Cuando interpre- tamos, damos sentido. El habla es el lenguaje. Hay que aprender el lenguaje. Es lo articulable a través de habla. Hablar es articular “significativa- mente” la comprensibilidad del ser en el mundo. Heidegger dijo en 1927 que el habla es estruc- tura, es ser-con y el habla que constituye el Dasein. El ser habita en el lenguaje, que es la “casa del ser”. La significatividad también se mueve, tiene movilidad en el plano óntico, en palabras “arro- jadas en el mundo”. El hablante se comunica con los otros de mu- chas maneras, hablamos sobre algo cuando interpretamos. Lo hablado es cuando se habla alguien, al ser- con. Somos lenguaje, somos lo que decimos puesto que nuestro bagaje está en el habla.

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