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LA UNIVERSIDAD COMO AMBIENTE DE APRENDIZAJE Construir una sociedad acorde con las necesida- des humanas requiere del desarrollo de institucio- nes educativas organizadas, no solo para la ense- ñanza del conocimiento, la investigación científica, tecnológica y su difusión, sino que es necesario que dentro de la misma se analicen y confronten tanto los valores dominantes como los emergentes. Esta es explícitamente una nueva función de la universidad, en la que la contrastación de valores entre los actores de la institución dé paso a la cons- trucción de un ambiente educativo acorde con los modelos ideales de una nueva realidad social. La gestión organizacional, sea cual fuere, consiste en minimizar el desgaste. Pero, más allá de una perspectiva burocrática mecanizada, se considera la idea de la institucionalización (Medina, 1980), como el proceso que permite construir consensos para aumentar las posibilidades de desarrollo de las organizaciones con la implementación coheren- te de las políticas adecuadas al interés de su visión, misión y objetivos. Alemania considera que las condiciones sociopolí- ticas enAmérica Latina hasta ahora no han desa- rrollado los mecanismos que permitan los cambios que exigen un proceso continuo de modernización y diluyan la tensión hacia la desintegración o hacia el control. Su hipótesis: la tensión estructural implícita en la sociedad moderna, entre la creciente seculariza- ción por un lado, y la necesidad de mantener un núcleo central, prescriptivo, mínimo, suficiente para la integración por el otro, constituye un factor gene- ral-causal de crisis catastróficas que al eliminar los insuficientes mecanismos de control de los conflic- tos llevan a soluciones destructivas de la democra- cia. Sin duda, la capacidad para construir acuerdos, es precisamente uno de los puntos más débiles. Es por esto que una de las tareas fundamentales de instituciones como la universidad no es buscar síntesis culturales. Lo importante y urgente es buscar aumentar la capacidad de las personas para participar, para tener mejores posibilidades de entendimiento con el otro. Para alcanzar un bienestar personal de acuerdo a sus derechos, necesidades y po- sibilidades, ello significa ampliar sus horizontes de libertad, de poder de decisión y acción, pero también de responsabilidad. Los procesos de institucionalizacion involucran las concepciones y aprendizajes individuales, la interpretación de una realidad que la mayoría de las veces no es visible, pero que puede llegar a constituir serios obstáculos en el cambio. mismo, en interrogantes sobre ¿cómo reacciono ante la rabia, ante la venganza?, ¿cómo son mis relaciones con los y las otras? La considera- ción a este hecho no es una limitante, es solo la necesidad de plantear la dificultad, de reconocer que hay cosas que nuestros sentidos no perci- ben, pero tam bién que hemos dado sentido a un discurso relativista, en el que “todo se vale”, en el que predomina la retórica, la mistificación del dato, la defensa de una postura empirista ingenua, pero también de certezas en conflicto, del cuestionamiento mismo de la posibilidad de la certeza, más que la consistencia y capacidad explicativa. Como lo dice la Comisión Gulben- kian , “es posible que estemos presenciando el fin de un tipo de racionalidad que ya no es apropia- do para nuestro tiempo”. Esto no significa que la inteligibilidad del mundo en forma condensada esté fuera de moda ( Wallesrtein 1996), lo que es

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