Yndicio 3

su producción literaria.A menudo usted retrata a mujeres extraordinarias o más bien – como han sido definidas por la crítica – mujeres ordinarias, normales, pero que reaccionan de una manera estoica a los acontecimientos extraordinarios. Me refiero a mujeres como Tina Modotti, Leono- ra Carrington, Angelina Beloff, María Izquierdo, Nahui Olin y Lupe Marín, que lograron retar la condición femenina de la sociedad de la época en que vivían. Pero también usted retrató a otro tipo de mujer, quien es Jesusa Palancares, la protagonista de “Hasta no verte Jesús mío”, que no comparte la vida ni las condiciones de las mujeres antes mencionadas. Sin embargo, usted declaró en varias ocasiones que Jesusa ha sido uno de los personajes que más influencia tuvo sobre su vida y de su producción literaria, y de la cual se sintió más cerca, ¿por qué? EP: Bueno, yo quise muchísimo a Jesusa. La conocí, la traté, y para mí fue un ejemplo. La sentí muy cerca porque sus condiciones de vida eran muy difíciles. Siempre recuerdo la manera en que me contó, unos pocos días antes de morir, cómo se había sentido muy mal y no se había querido subir al autobús porque pensó que a lo mejor se iba a vomitar y no quería ensuciar o tal vez se podía desmayar en el autobús; entonces hizo un enorme esfuerzo sobre sí misma, como supongo que solo lo hacen los grandes deportis- tas, de vencerse a sí misma, vencer su malestar que era muy profundo y seguir caminando. Ella toda su vida caminó. Siempre recuerdo esto que me contó, fue mucho después de la novela, y se me grabó mucho este valor y esta decisión de nunca querer molestar a nadie. Hablaba siempre de los desfiguros: “No hay que hacer desfiguros”, aunque ella de joven, como soldadera, también contaba que era muy peleonera, que agarraba y rompía los platos de otras mujeres en el mercado. Así que eso, su carácter, se me quedó grabado. MQ: Hablando de literatura en la mexicana hubo una corriente llamada Nacionalismo que durante el siglo pasado dio vida a la novela rural, y que se le ha dado también el nombre de literatura de los olvidados y de la revolución, por tener como protagonistas a mineros, soldados, campesinos e indígenas; aquella parte de la población que dio paso a la revolución. También su literatura se podría definir como “de los olvidados” por intentar dar voz a los que no pueden hacerse escuchar. ¿Usted cree que hoy en día esta parte de la sociedad podría darse a la acción y dar otra re- volución? Y sino, ¿por qué? EP: No soy socióloga, pero yo no creo ya que las soluciones sean las revoluciones.Yo creo que lo que debe luchar cada gobierno, sobre todo en México y en los países de América Latina, es dar el equivalente salario para el mismo trabajo. Lo que pasa en América Latina, sobre todo en Mé- xico, es que el nivel de vida de la gente humilde y los salarios que se pagan son muy bajos. Por ejemplo, una mujer que trabaja en una casa gana en un mes lo que puede ganar una mexicana en Estados Unidos haciendo limpieza en una casa por tres horas. Por eso hay tanta cantidad de in- migrantes a Estados Unidos, porque su nivel de vida es infinitamente más alto que lo que tienen en México. En México hace falta empleo; un pro- blema de infamia social. México como país no es capaz de pagar buenos salarios. Cada mañana a pesar del frío espantoso, el parque está lleno de pordioseros y hay mucha soledad. Otros tres grandes problemas de México son la desigualdad, la salud y educación; en los pueblos la gente se enferma y no tiene como sanarse. MQ: ¿Y cómo se podría cambiar? EP: Desde luego teniendo un gobierno con con- ciencia social, no gobiernos corruptos como los que hemos tenido. MQ: Uno de los grupos sociales que parecía po- der llevar a México a un cambio profundo fue el movimiento estudiantil del 68, que luego terminó con la tragedia del 2 de octubre descrita en La Noche de Tlatelolco. El 68 se dio en varias par- tes del mundo aunque de manera muy diferente según las condiciones y el momento histórico de cada país. Tambíen en México se dio de manera propia, el 68 fue el año de las Olimpiadas, evento