Yndicio 3

que hizo que todos los reflectores del mundo es- tuvieran sobre México. ¿Cree que el movimiento estudiantil se hubiera dado de la misma manera si no hubiera sido el 68 el año de las Olimpiadas?, ¿hubiera sido tan fuerte?, ¿y tenido las mismas consecuencias? EP: No puedo dar una respuesta cierta, pero des- de luego se puede hacer una hipótesis. Lo que sí se puede decir es que México es un país muy violento, en el que es muy fácil que la gente pierda la vida.Ahora mismo si usted abre los periódicos, sobre todo el periódico de izquierda La Jornada, todos los días aparece una cantidad enorme, de hombres y mujeres, que son asesinados o des- aparecidos en un país en que la violencia está a la orden del día.Ya había violencia en 1968, y por la pobreza y el carácter mismo de México – en Francia creo que hubo un solo muerto y en Pa- rís en una universidad y por un accidente – pero aquí en México dispararon sobre una multitud de personas que estaban en una asemblea, citada por los líderes del 68 y el gobierno mexicano es- taba muy orgulloso de haber sido el primer país de América Latina escogido. Todo esto aparece también en “Fuerte es el silencio”, donde hablo del 68, de los desaparecidos políticos, de los asesina- tos y de esos meses que fueron... lo que en otro país a lo mejor no sucedería. En Tiananmén, en China, también mataron a los estudiantes. No se puede afirmar que solo sucede en México, pero sí hay una frecuencia mucho mayor de asesinatos y desapareciones forzadas. Por ejemplo, ¡es increí- ble lo de Ayotzinapa!; desaparecieron 43 jóvenes simplemente porque eran pobres. Ésto fue un acto salvaje de racismo. MQ: Entonces, ¿el 68 cómo cambió a México?, ¿cuáles fueron las consecuencias en la socie- dad?, ¿se sigue recordando? EP: Muchos ni siquiera saben qué fue lo que sucedió. Se hace una gran manifestación cada 2 de octubre, pero va mucha gente que ni sabe por qué.Van para manifestarse, hacer desorden, estar en la calle, gritar y estar con sus amigos; es un pretexto, la mayoría ni sabe. Yo nunca he ido a ninguna de estas manifestaciones, sólo fui una vez hace años cuando vivía Raúl Álvarez Garín; murió de cáncer. MQ: A propósito de los jóvenes, a la generación de hoy se le dice “Millennials”, y es una genera- ción en que son muy pocos los que confían, pero que al mismo tiempo cuando fue el temblor del pasado septiembre fueron los primeros en salir a la calle para ayudar, trabajar y quitar escombros. ¿Usted confía en esta generación? EP: Claro, también ayudaron muchísimo. MQ: A propósito del reciente temblor; hubo mu- chas coincidencias con el de 1985. Después de lo del 85 usted escribió Nada, Nadie: Las Voces del Temblor, y declaró en las entrevistas que si- guieron la publicación que se trataba de un libro “muy en contra del gobierno”, porque si por un lado elogiaba la capacidad del pueblo de seguir adelante, por el otro criticaba la incapacidad del gobierno de manejar la situación de emergencia. Por la manera en que se portó el gobierno des- pués del último sismo, ¿escribiría otro libro como “Nada, Nadie: Las Voces del Temblor”? EP: En realidad yo ya no quiero hacer este tipo de libros.Ya pagué mi cuota de libros sobre lo que sucede en mi país.Ahora tengo 85 años y quiero escribir libros no basados en acontecimientos ni en gente de México, sino en lo que yo siento, como libros sobre mi familia. Cuando vine a Mé- xico ya no supe nada de los Poniatowski, la rama paterna polaca de mi familia, ahora quiero escribir sobre ellos; ya estoy escribiendo pero me cuesta mucho trabajo porque no sé polaco y tampoco ni de historia ni de Europa. Sobre el último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski, y su amante, Catalina La Grande, fue un rey trágico, una tragedia ya que durante su reinado se acabó Polonia y desapareció de la Tierra 126 años. Lo borraron porque se lo dividieron los rusos, los prusianos, y los austriacos. Quiero escribir sobre Estanislao Poniatowski, del mariscal de Francia José Poniatowski, y luego sobre mi hermano que murió a los 21 años y se llamaba Jan. Son tres

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